...¡GRITA... VILLA...! Debajo de un tronchado higal Estoy sintiendo el viento suave, Y por allá se oyen las campanas Con su eterno murmurar tardío, ¡Tus animales dolientes lloriquean, al sentir en sus huesos, tu agonía! ¡Y que decir de tus hombres ocultos, muertos en pena, de espera fundada! ¡Calma, calma ya mi niña, calma ya mi villa! ¡que tu fe no muera, como el rosal y la higuera! Pues ya tienes hijos y estos hijos nietos, Que en vez de sangre, llevan vida, Que en vez de llanto, llevan canto. ....¡Espera sólo un momento más!... La ciudadela candente no te dejará morir, Pero, no seas tonta te digo en mi consejo. Escupe ...YA... el polvo de tu boca seca Y junto con tus hombres desde la planicie, ¡....GRITEN...GRITEN...GRITEN...! ¡A Moquegua...que no se olvide de una hermana!